Clockwork
Una pequeña
niña se sentó en su habitación. Tenía un desordenado pelo, con dos coletas, así
como ojos de color avellana que miraban a la puerta. Ella atrajo fuertemente su
jirafa de peluche contra su pequeño cuerpo, y escuchó con atención los fuertes
gritos de su padre y madre.
-¡Nunca debí
tener ningún maldito hijo! - Gritó una fuerte y grave voz.-Todo lo que hacen es
desordenar, quejarse, pintar en las paredes...
- Fué
interrumpido por los gritos de la madre de la pequeña.
-¡Son niños,
David. No saben hacer nada mejor!
-Oh,
maldición Marybeth. ¡No quiero escuchar ninguna de tus tontas excusas! He
tenido suficiente de ellas.
-¿Y qué
esperas hacer con todo esto?
La pequeña
escuchó unos fuertes pasos que iban hacia su habitación y apretó más fuerte a
su jirafa. La puerta fué violentamente abierta, y en la entrada se paró,
enfurecido, alto y gordo padre. En una de sus carnosas manos, traía un gran
libro de texto.
-¡David,
detente! - Gritó su madre-.
Pero el
padre ignoró los llantos de su esposa. Tomó a la pequeña por el cuello, y ella
gritó y pateó al aire. Temblando y sacudiendose del miedo. El padre de la niña
llevó duramente el libro de texto hacia arriba.
-¡Esto es
por rayar las paredes, pequeña perra!
___________________________________________
Años
después, la pequeña niña, ahora conocida como Natalie, tenía 9 años ahora.
Pasando por la pubertad, ella era naturalmente un poco gordita. Como siempre,
se sentó en su habitación a ver televisión. Su padre vociferaba algo sobre
alguna estupidez económica a lo que a ella le importaba menos que una pelusa,
así como ella comía sus palomitas de maíz. Ella también estaba dibujando, había
un poco de sangre, pero inusualmente, a ella le gustaba dibujar cosas así. Le
daba una extraña satisfacción. Además, hacer muchas cosas a la vez, no era un
problema. Se volvió aparente para ella a una temprana edad. Después de tener
que trabajar duro, para ella era un pan comido. Dibujar había terminado siendo
uno de sus pasatiempos y más grandes talentos. Era su manera de escapar de lo
común, cada vez que pasaba algo malo, o simplemente cuando estaba aburrida.
De repente
escuchó como la puerta de su habitación se cerraba. Miró a su izquierda,
deteniendo el masticar de sus palomitas. Ahí estaba su hermano Lucas, quien
tenía 14 años.
- ¿Qué
pasa?- Ella aún podía oír el sonido de su padre gritando- ¿Papá te asusta?- Él
dejó escapar una risita.
- Ni modo.
Yo creo que a estas alturas, nos acostumbramos a sus gritos.- Hubo una gran
pausa- Así que, ¿Por qué estás aquí?- Parecía que él estaba jugando con sus
mangas, y tenía unos pocos tics.
- Te tengo
que preguntar algo... -Puso sus ojos sobre ella. Ella frunció el ceño
ligeramente ya que su impaciencia crecía. Él la había interrumpido.
- ¿Qué? - Él
se movió más cerca.
- Tu dijiste
que querías ser genial, y crecer como una adolescente, ¿no? -Ella afirmó con su
cabeza lentamente- Bueno, tengo una oferta.
- ¡Suéltalo
ya!
-Tu sabes...
tu sabes lo que los chicos y las chicas hacen juntos a veces, ¿no?
_____________________________
Al otro día
en la escuela, Natalie no dijo una palabra. Ella no habló en el día entero.
Ella no tenía con quien hablar aún así. Nadie puede saber. Nadie debía saber.
Así que, nadie lo sabría. Su maestra logró ver algunas miradas perdidas. Pero
ella pensó que sólo no había entendido la lección. Además a Natalie le dolía
mucho. Nunca pensó que le dolería. Sintiéndose asustada, caminó a su casa,
silenciosamente, y fué a su habitación. Pero más tarde, fué recibida otra vez
por su hermano.
Nadie lo
sabría.
En la
escuela decidió finalmente contarle a alguien. Aunque no tuviera amigas, pensó
que debía hacerlo. Ella caminó hacia un grupo de chicas que ocasionalmente veía
en el pasillo. Parecían buenas niñas, y Natalie había hablado un par de veces
con ellas.
-Oye, Mia...
-La pelirroja miró por sobre Natalie, con una dura mirada.
-¿Sí?
-Yo, uh...
Necesito contarte algo... Ha estado pasando por un tiempo, y tú y tus amigas
parecen ser las únicas en las que puedo confiar. - Mia y sus amigas parecieron
sonreír por un momento, sólo un momento. Y Natalie lo supo, estaban hambrientas
por los chismes.
-Está bien,
puedes confiar.
________________________________
Un día
después, eso fué todo lo que tomó.
Ella había tenido comentarios constantes en las redes sociales, como Feizbuk. Una vez, incluso la llamaron puta. Sin mencionar que en la hora de comer, su almuerzo terminó en su cabello. Y ésto iba a ser el menor de sus problemas, pero Natalie, teniendo tan sólo 9 años, no podía hacer nada más que estar completamente molesta.
Ella había tenido comentarios constantes en las redes sociales, como Feizbuk. Una vez, incluso la llamaron puta. Sin mencionar que en la hora de comer, su almuerzo terminó en su cabello. Y ésto iba a ser el menor de sus problemas, pero Natalie, teniendo tan sólo 9 años, no podía hacer nada más que estar completamente molesta.
De todas
formas, jamás se cortó. Jamás miró mal a nadie. Nunca dijo nada sobre eso. Como
puedes recordar, en esta historia, ella se ha guardado todo dentro. Pensó que
sería mejor. No dejaría que ningún dolor la consumiera.
_______________________________
3:00 AM,
noche de escuela. Su madre la iba a matar. La chica conocida como Natalie,
tenía 16 años ahora. Era muy productiva en la escuela, cerca del cuadro de
honor. Por una vez se sentía feliz y tranquila. Aunque usualmente, ella se
convertía como en un 'ermitaño' en su habitación, escondiéndose de su padre,
quien aún le gustaba gritar, hablar sobre economía y estupideces de la que ella
estaba cansada de escuchar.
Sus ojos se
empezaron a sentir pesados. Tenía una asignatura en la que trabajar, pero ese
no era su mayor problema. Todo en lo que podía pensar era en dormir. Cerró su
laptop, ajustó sus ojos a la oscuridad y pudo ver, su desgastada jirafa de
peluche en un rincón. Se le quedó mirando, en completo silencio. Los recuerdos
pasaron por su mente y sus ojos empezaron a llorar. Pero sus ojos pestañearon y
contuvieron las lágrimas. "No me derrumbaré" se dijo a sí misma. Pero
continuó mirando la jirafa. "¿Qué mierda estoy mirando?" Ella se paró
y fué a buscar a su pequeña jirafa.
- Lo- lo
siento- Le dijo en susurros. Algunas lágrimas corrieron. Ella abrazó la jirafa,
así como se tendía en la cama.
Se despertó
de pronto por los gritos de su madre. Cansadamente abrió uno de sus ojos.
- No me
puedo creer que se me haya olvidado quitarte la laptop anoche. ¡¿Estuviste toda
la noche en ella, o no?! - Su madre suspiró y se fué. Así como Natalie tomó una
ducha, cepilló sus dientes y comió su desayuno rápidamente antes que su tiempo
se acabara. Saltó en el auto y dejó que su madre la conduciera a la escuela.
Debido a la
falta de sueño, apoyó su cabeza en el vidrio y comenzó a soñar. Tener
pesadillas mejor dicho, que consistían en su abuso físico de su hermano Lucas,
el que duró 4 años, hasta que tuvo las agallas para pararlo. Su madre nunca se
enteró, nunca.
De pronto,
fué despertada por su madre.
- Estamos
aquí.- Ella miró el letrero de su escuela "Instituto Walkerville Para Las
Bellas Artes".
- Te veré
más tarde.- Se despidió Natalie.
____________________________________
Su profesora
de Inglés molestamente puso su mano sobre el puesto de Natalie.
- ¿Dondé
esta su trabajo, señorita Natalie?- Natalie tragó.
- Los he
olvidado en casa. Perdón señorita Homenuik.
- Su tiempo
se acabó, señorita Natalie. No me decepcione.- Natalie se sintió perpleja por
un momento. Esas palabras. Ignoró ese sentimiento y trató de escuchar la clase,
en la que se quedó dormida, por su puesto. Luego ella salió de clase y caminó
hasta su casillero. Cuando de repente encontró a su novio Kris parado al lado
de él.
- Hablemos
después de clase, ¿sí?- Dijo él. Ella sólo sonrío, le encantaba hablar con Kris.
Nunca sospechó nada, era un buen chico.
Durando sus
clases de francés, se atrevió a no poner atención. En vez de eso, prefería
dibujar. Sangre, gore, masacres, gente siendo apuñalada. La gente decía que era
muy oscuro de su parte dibujar tales cosas. Para ella siempre fué normal.
- Señorita Natalie.
Natalie
rápidamente cubrió sus dibujos y miró a su profesora, tratando de ocultar el
miedo.
- ¿Sí
señorita LeVasseur?
- Muéstreme
su trabajo. -Natalie tuvo que quitar el brazo del dibujo de alguien siendo
apuñalado por un hombre sin cordura. La profesora la miró perpleja.
- Borre eso
y comience a trabajar- Dijo con una extraña calma en su voz. Natalie suspiró,
así como su profesora se alejaba.- Y señorita Natalie...- Dijo dándose la
vuelta- Su tiempo casi se acaba, le sugiero que empiece a trabajar ahora.-
Natalie gruñó, el tiempo nunca parecía estar a su favor. Caminó fuera de la
escuela, feliz porque iría a hablar con Kris, eso le alegraría el día. Cuando
lo vió, ella sonrío, pero él no le devolvió la sonrisa.
- Kris, ¿Qu-
qué pasa?, ¿De qué me querías hablar?- Él suspiró.
- Creo que
es tiempo de que... nosotros... conozcamos a otras personas.- Sintió como su
corazón se partía en dos.
- P-pero...
¿Por qué?
- Es tu
mentalidad. ¡Tus dibujos!, me asustan, Natalie. Además nunca me has dicho
porque actúas así, me haces sentir irresponsable. No puedo más con esto, lo
siento. -Kris se alejó caminando.
avellana, que miraban a la puerta. Ella atrajo
fuertemente su jirafa de peluche contra su pequeño cuerpo, y escuchó con
atención los fuertes gritos de su padre y madre.
-¡Nunca debí
tener ningún maldito hijo! - Gritó una fuerte y grave voz.-Todo lo que hacen es
desordenar, quejarse, pintar en las paredes...
- Fué interrumpido
por los gritos de la madre de la pequeña.
-¡Son niños,
David. No saben hacer nada mejor!
-Oh,
maldición Marybeth. ¡No quiero escuchar ninguna de tus excusas de mierda! He
tenido suficiente de ellas.
-¿Y qué
esperas hacer con todo esto?
La pequeña
escuchó unos fuertes pasos que iban hacia su habitación y apretó más fuerte a
su jirafa. La puerta fué violentamente abierta, y en la entrada se paró,
enfurecido, alto y gordo padre. En una de sus carnosas manos, traía un gran
libro de texto.
-¡David,
detente! - Gritó su madre-.
Pero el
padre ignoró los llantos de su esposa. Tomó a la pequeña por el cuello, y ella
gritó y pateó al aire. Temblando y sacudiendose del miedo. El padre de la niña
llevó duramente el libro de texto hacia arriba.
-¡Esto es
por rayar las paredes, pequeña perra!
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Años
después, la pequeña niña, ahora conocida como Natalie, tenía 9 años ahora.
Pasando por la pubertad, ella era naturalmente un poco gordita. Como siempre,
se sentó en su habitación a ver televisión. Su padre vociferaba algo sobre
alguna estupidez económica a lo que a ella le importaba menos que una pelusa,
así como ella comía sus palomitas de maíz. Ella también estaba dibujando, había
un poco de sangre, pero inusualmente, a ella le gustaba dibujar cosas así. Le
daba una extraña satisfacción. Además, hacer muchas cosas a la vez, no era un
problema. Se volvió aparente para ella a una temprana edad. Después de tener
que trabajar duro, para ella era un pan comido. Dibujar había terminado siendo
uno de sus pasatiempos y más grandes talentos. Era su manera de escapar de lo
común, cada vez que pasaba algo malo, o simplemente cuando estaba aburrida.
De repente
escuchó como la puerta de su habitación se cerraba. Miró a su izquierda,
deteniendo el masticar de sus palomitas. Ahí estaba su hermano Lucas, quien
tenía 14 años.
- ¿Qué
pasa?- Ella aún podía oír el sonido de su padre gritando- ¿Papá te asusta?- Él
dejó escapar una risita.
- Ni modo.
Yo creo que a estas alturas, nos acostumbramos a sus gritos.- Hubo una gran
pausa- Así que, ¿Por qué estás aquí?- Parecía que él estaba jugando con sus
mangas, y tenía unos pocos tics.
- Te tengo
que preguntar algo... -Puso sus ojos sobre ella. Ella frunció el ceño
ligeramente ya que su impaciencia crecía. Él la había interrumpido.
- ¿Qué? - Él
se movió más cerca.
- Tu dijiste
que querías ser genial, y crecer como una adolescente, ¿no? -Ella afirmó con su
cabeza lentamente- Bueno, tengo una oferta.
- ¡Suéltalo
ya!
-Tu sabes...
tu sabes lo que los chicos y las chicas hacen juntos a veces, ¿no?
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Al otro día
en la escuela, Natalie no dijo una palabra. Ella no habló en el día entero.
Ella no tenía con quien hablar aún así. Nadie puede saber. Nadie debía saber.
Así que, nadie lo sabría. Su maestra logró ver algunas miradas perdidas. Pero
ella pensó que sólo no había entendido la lección. Además a Natalie le dolía
mucho. Nunca pensó que le dolería. Sintiéndose asustada, caminó a su casa,
silenciosamente, y fué a su habitación. Pero más tarde, fué recibida otra vez
por su hermano.
Nadie lo
sabría.
En la
escuela decidió finalmente contarle a alguien. Aunque no tuviera amigas, pensó
que debía hacerlo. Ella caminó hacia un grupo de chicas que ocasionalmente veía
en el pasillo. Parecían buenas niñas, y Natalie había hablado un par de veces
con ellas.
-Oye, Mia...
-La pelirroja miró por sobre Natalie, con una dura mirada.
-¿Sí?
-Yo, uh...
Necesito contarte algo... Ha estado pasando por un tiempo, y tú y tus amigas
parecen ser las únicas en las que puedo confiar. - Mia y sus amigas parecieron
sonreír por un momento, sólo un momento. Y Natalie lo supo, estaban hambrientas
por los chismes.
-Está bien,
puedes confiar.
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Un día
después, eso fué todo lo que tomó. Ella había tenido comentarios constantes en
las redes sociales, como Feizbuk. Una vez, incluso la llamaron puta. Sin
mencionar que en la hora de comer, su almuerzo terminó en su cabello. Y ésto
iba a ser el menor de sus problemas, pero Natalie, teniendo tan sólo 9 años, no
podía hacer nada más que estar completamente molesta.
De todas
formas, jamás se cortó. Jamás miró mal a nadie. Nunca dijo nada sobre eso. Como
puedes recordar, en esta historia, ella se ha guardado todo dentro. Pensó que
sería mejor. No dejaría que ningún dolor la consumiera.
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3:00 AM,
noche de escuela. Su madre la iba a matar. La chica conocida como Natalie,
tenía 16 años ahora. Era muy productiva en la escuela, cerca del cuadro de
honor. Por una vez se sentía feliz y tranquila. Aunque usualmente, ella se
convertía como en un 'ermitaño' en su habitación, escondiéndose de su padre,
quien aún le gustaba gritar, hablar sobre economía y estupideces de la que ella
estaba cansada de escuchar.
Sus ojos se
empezaron a sentir pesados. Tenía una asignatura en la que trabajar, pero ese
no era su mayor problema. Todo en lo que podía pensar era en dormir. Cerró su
laptop, ajustó sus ojos a la oscuridad y pudo ver, su desgastada jirafa de
peluche en un rincón. Se le quedó mirando, en completo silencio. Los recuerdos
pasaron por su mente y sus ojos empezaron a llorar. Pero sus ojos pestañearon y
contuvieron las lágrimas. "No me derrumbaré" se dijo a sí misma. Pero
continuó mirando la jirafa. "¿Qué mierda estoy mirando?" Ella se paró
y fué a buscar a su pequeña jirafa.
- Lo- lo
siento- Le dijo en susurros. Algunas lágrimas corrieron. Ella abrazó la jirafa,
así como se tendía en la cama.
Se despertó
de pronto por los gritos de su madre. Cansadamente abrió uno de sus ojos.
- No me
puedo creer que se me haya olvidado quitarte la laptop anoche. ¡¿Estuviste toda
la noche en ella, o no?! - Su madre suspiró y se fué. Así como Natalie tomó una
ducha, cepilló sus dientes y comió su desayuno rápidamente antes que su tiempo
se acabara. Saltó en el auto y dejó que su madre la conduciera a la escuela.
Debido a la
falta de sueño, apoyó su cabeza en el vidrio y comenzó a soñar. Tener
pesadillas mejor dicho, que consistían en su abuso físico de su hermano Lucas,
el que duró 4 años, hasta que tuvo las agallas para pararlo. Su madre nunca se
enteró, nunca.
De pronto,
fué despertada por su madre.
- Estamos
aquí.- Ella miró el letrero de su escuela "Instituto Walkerville Para Las
Bellas Artes".
- Te veré
más tarde.- Se despidió Natalie.
____________________________________
Su profesora
de Inglés molestamente puso su mano sobre el puesto de Natalie.
- ¿Dondé
esta su trabajo, señorita Natalie?- Natalie tragó.
- Los he
olvidado en casa. Perdón señorita Homenuik.
- Su tiempo
se acabó, señorita Natalie. No me decepcione.- Natalie se sintió perpleja por
un momento. Esas palabras. Ignoró ese sentimiento y trató de escuchar la clase,
en la que se quedó dormida, por su puesto. Luego ella salió de clase y caminó
hasta su casillero. Cuando de repente encontró a su novio Kris parado al lado
de él.
- Hablemos
después de clase, ¿sí?- Dijo él. Ella sólo sonrío, le encantaba hablar con Kris.
Nunca sospechó nada, era un buen chico.
Durando sus
clases de francés, se atrevió a no poner atención. En vez de eso, prefería
dibujar. Sangre, gore, masacres, gente siendo apuñalada. La gente decía que era
muy oscuro de su parte dibujar tales cosas. Para ella siempre fué normal.
- Señorita Natalie.
Natalie
rápidamente cubrió sus dibujos y miró a su profesora, tratando de ocultar el
miedo.
- ¿Sí
señorita LeVasseur?
- Muéstreme
su trabajo. -Natalie tuvo que quitar el brazo del dibujo de alguien siendo
apuñalado por un hombre sin cordura. La profesora la miró perpleja.
- Borre eso
y comience a trabajar- Dijo con una extraña calma en su voz. Natalie suspiró,
así como su profesora se alejaba.- Y señorita Natalie...- Dijo dándose la
vuelta- Su tiempo casi se acaba, le sugiero que empiece a trabajar ahora.-
Natalie gruñó, el tiempo nunca parecía estar a su favor. Caminó fuera de la
escuela, feliz porque iría a hablar con Kris, eso le alegraría el día. Cuando
lo vió, ella sonrío, pero él no le devolvió la sonrisa.
- Kris, ¿Qu-
qué pasa?, ¿De qué me querías hablar?- Él suspiró.
- Creo que
es tiempo de que... nosotros... conozcamos a otras personas.- Sintió como su
corazón se partía en dos.
- P-pero...
¿Por qué?
- Es tu
mentalidad. ¡Tus dibujos!, me asustan, Natalie. Además nunca me has dicho
porque actúas así, me haces sentir irresponsable. No puedo más con esto, lo
siento. -Kris se alejó caminando.
_________________________
Natalie puso
sus manos en el mostrador del baño. "No me haré daño como los otros...
puedo mantenerme fuerte" En su mano había hilo negro y una aguja. "No
tiene sentido, no ayudará" Alguna extraña fuerza la empujó a su
subconciente. "No, lo estoy haciendo porque quiero" sostuvo
en lo alto la aguja con el hilo, y sonrío de oreja a oreja. "El tiempo se
acabó". Pieza tras pieza, corte tras corte. Aún con el dolor enloquecedor,
ella no gimió. No gritó. No lloró. No quedaban ya lágrimas. Todo lo que hacía
era sonreír. La sangre caía de las perforaciones en el fregadero y el
mostrador. Cuando terminó, admiró su trabajo. Vió los puntos de sutura que
formaban una gran sornisa. Lamía la sangre de sus dedos, sintiendo el sabor
metálico. Ella se detuvo cuando vió el reflejo de su madre en el espejo. Vió
sus ojos abiertos y su cara tan pálida como la nieve. De pronto, sintió todo el
dolor, y comenzó a llorar.
- ¿Mamá?- Primera
vez que se sentía tan confusa, ¿Qué le estaba pasando?
_________________________
Su madre
agendó una hora para terapia. Natalie no se deshizo de las perforaciones. Así
que fué con ellos, pero se aseguró que su capucha estuviese arriba, así nadie las
vería. Se sentó frenté a la señora rubia.
- Tu nombre
es Natalie, ¿no?- Natalie sólo la miró- Soy Debora, estoy aquí para ayudar. Así
que dime, ¿Cuáles son tus problemas?
- El tiempo.
Él es mi problema.
- ¿Qué cosas
sobre el tiempo, querida?
- Todo. Te
hace vivir dentro de él. Pasando tan lentamente en la vida. Siendo controlado
por la sociedad, sólo para ser torturado aparentemente sin fín, hasta que te
das cuenta de que no tienes un propósito. Es un círculo vicioso. El tiempo no
termina. No se apresura. No se realentiza. Es violento. Te tortura una y otra
vez. No siendo hábil para poder "adelantar" el proceso.- Natalie no
tenía ni idea de lo que dijo. Ella se sentía como si ya no fuera ella misma.
Podría ser... ¿Por la cosas que se guardaba? No, imposible. Por alguna extraña
razón, le gustaba.
- Natalie,
necesito que me digas que te esta pasando.- Natalie sonrío, haciendo que las
perforaciones se volvieran a abrir.
- ¿Por qué
no me lo dices tú, rubiecita? Tú eres la experta- Debora le dió una mirada de
molestia.
- Natalie,
no te puedo ayudar si no me dices que pasa.
- Natalie ya
no está aquí.- Los ojos de Debora se abrieron como platos. Se paró y dijo:
- Estaré
devuelta en seguida. Por favor quédate aquí.- Se fué, dejando a Natalie sola.
Ella sólo se quedo ahí sentada. Tal vez si ella hubiese hecho algo en este
punto, Natalie no sería la que es ahora. Habrá más gente viva. E incluso,
estaría cuerda otra vez.
Me encataría
decir que Natalie se paró de la silla e hizo algo. Pero no. Sólo se quedó ahí,
sentada. Sin hacer nada, ni moverse siquiera. Después, cuando comenzaba a
notarse su impaciencia sus padres entraron a buscar a Natalie. Feliz porque se
irían. vio la cara de preocupación y enojo en la cara de sus padres. Ella
estaba confundida, pero sólo se subió al auto, ya quería irse a casa. En el
camino, Natalie se durmió por fin. Pero en su sueño, una voz le dijo
extrañamente:
-Tu tiempo
se acabó.
Ella se
despertó de un golpe con gotas de sudor bajando por su cara.
No estaba en
casa. Ni en el auto.
Estaba en
una cama. Una cama blanca, en una habitación blanca. Miró a su lado, estaba
conectada a un monitor. Y cuando se trató de incorporar, descubrió que estaba
atada a la cama. Empezó a entrar en pánico, y tratar de liberarse
desesperadamente. Cuando la puerta se abrió, y entró un doctor cliché de los
que encuentras en un laboratorio.
- Debes
estar muy confusa, me imagino. Pero no te preocupes, estamos aquí para ayudar.
Tus padres firmaron un contrato para darte unas drogas para ayudar tu estado
mental.- Ella iba a protestar pero el doctor se le adelantó.- No debes
preocuparte. Ahora sólo trata de relajarte.- Él le puso una máscara que le
cubría la nariz y boca. De pronto sus ojos se cerraron.
De repente,
abrió sus ojos. No podía comprender que estaba viendo. Le habían clavado muchas
inyecciones, habían cosas frotadas en su piel. Se sentía como esas personas que
sentían toda la operación, aún con la anestesia, cuando su cerebro no responde.
Pero el suyo sí que lo hacía. Su monitor cardíaco se empezó a acelerar y los
doctores se dieron cuenta que sus ojos estaban abiertos. Un doctor le gritaba
al otro. Ella no sabía lo que decía, pero sintió una descarga de adrenalina.
Luego empezó a quitarse las amarras, sacudiéndose violentamete. Uno de los
doctores la iba a sostener, pero vaciló un momento y todos los doctores se
mantuvieron lejos. Ella se sentó en la cama y se quitó la máscara y los tubos
de su piel. Comenzó a caminar hacia los doctores. Les dedicó unas sonrisas
desquiciadas. Pero afortunadamente, sintió un dolor en su pecho y cayó sombre
sus rodillas, tosiendo sangre. Veía todo borroso y de pronto, un fondo negro.
________________________________________
Ella se
despertó en la cama otra vez, muy lentamente. El doctor estaba sentado en la
cama.
- Algo fue
mal, extremadamente mal.- Ella no sabía porque pero sentía una ira
incontrolabre hacía el doctor. Él se dio cuenta y desvió la mirada.- Se suponía
que no despertarías mientras te dábamos las dosis para tu mentalidad. No
sabemos en qué te afecto, pero estoy seguro que lo averiguaremos.- Él hizo una
pequeña pausa, sin mirarla obviamente.- Se suponía que habría un cambio en tu
apariencia, y bueno...- Ella se miró al espejo, sus ojos era completamente...
verdes. Vió que aun tenía las perforaciones, y no pudo sentirse más que feliz. Su
frecuencia cardíaca comenzó a acelerarse otra vez.
- Hahahahah
- Ella no podía dejar de reír- El doctor estaba en shock, viendo como ella se paraba
en frente suyo.- ¿Doctor? -dijo con una sonrisa.
- ¿S-sí?
- Su
tiempo se acabó.
_________________________________________
Un grito se
escuchó en el hospital. Dos guardias llegaron al instante, pero todo lo que
vieron fué sangre. En el piso, en la cama, en la pared. El doctor tenía la
columna quebrada. Estaba apretado en la cama, como un sandwich. Y en la
esquina, estaba la asesina. Dibujando en las paredes con la sangre, seguido con
la frase "Tu tiempo se acabó" Se dió la vuelta, y los vió.
- Hola
amigos, ¿Quieren jugar? - Dijo con una voz de desquiciada.
Cuando los
guardias habían sacado sus pistolas, Natalie estaba preparada con un cuchillo.
Le dió en el estómago al primer guardia, ahora con todas sus tripas fuera. Y luego
caminó lentamente al segundo guardia.
- Tu tiempo
se acabó.- Le dió con el cuchillo en la arteria aorta. Luego hizo bajar el
cuchillo por el pecho hasta el estomago. Con todos sus órganos en el piso.
________________________________________
La madre de
Natalie estaba silenciosamente duermiendo al lado de su marido. Estaba
lloviendo a mares afuera y ella se despertó con el sonido de alguien tocando la
puerta de la casa. Se levantó, con cuidado hasta la puerta. Vaciló antes de
tomar la manilla. Había una riasa macabra. Y los truenos y la lluvia parecieron
cesar al instante. Presionó su oreja contra la puerta y escucho:
- Hola,
madre.
Natalie
rompió la puerta, y entró con dos cuchillos. Uno en cada mano. Su madre se
sobresaltó y caminó hacia atrás tan fuertemente que se golpeó con el perchero.
Cayó paralizada, pero aún conciente. Natalie se acercó a ella, mostrandole los
dos cuchillos.
- Yo estaba
sufriendo, madre...- Le pasó el cuchillo por la mejilla, cortándola.- Pero no
hiciste nada...- Todo lo que la madre podía hacer era respirar a bocanadas y
temblar. Natalie la tomó y la sentó. Comezando a hacerlo un corte en forma de
V. Ella no podía hacer nada mientras lo hacía, luego su respiración comenzó a
convertirse en gárgaras, por la sangre. A Natalie no le quedaba mucho tiempo,
así que terminó de cortar y ¡Crack! rompió su costilla en busca del corazón,
sosteniendolo, cuando aún latía. Ella seguía mirando a su madre, hasta su
muerte.
- Dulces
sueños.- Le dijo al cuerpo.- Tu tiempo se había acabado.- Puso el corazón en la
boca de su madre. Ella aún no había terminado.
___________________________________
El padre de
Natalie, David, se incorporó al ver que su esposa aún no regresaba. Cuando sus
ojos se ajustaron a la oscuridad, se dió cuenta que Natalie estaba junto a su
cama, y ella puso una cara triste falsa.
- Oh no,
mamá se ha ido...me pregunto ¿Quién conseguirá el dinero ahora?- De pronto
agarró la frente de su padre.- De todos modos, era todo lo que te preocupaba.-
De todas formas, su padre era un luchador, así que tumbó a Natalie en el suelo,
y la pateó hasta que empezó a toser sangre.- ¿N-no se siente bien papi? hahaha.
Después de todo, nunca te importó hacerlo todos estos años, ¿No es así? -El
frunció el ceño.
- Tú no eres
mi hija.
- Tienes
razón, no lo soy.- De pronto, derribó a su padre y se levantó, con los
cuchillos en las manos- Dicen que mientras más grandes son, más fuerte caen.-
Mientras le faltaba el aliento, Natalie tomó una almohada y la presionó contra
la cara de su padre, cada vez más fuerte, mientras él gemía y lloraba del
dolor.- ¿Qué pasa?¿mucho dolor para ti, papi?- Lo apuñaló dos veces con
los cuchillos en el estómago y luego rompió uno de los palos de la cama, que
eran pesados por la madera.- Los necesitaré- Tomó el palo y lo puso primero en
las piernas y se sentó sobre él, cada vez subiendo por su cuerpo. Él se empezó
a atragantar con su propia sangre. Hasta que su respiración fue silenciada.-
Ah, vamos- Ella se forzó a agregar peso y de pronto, los órganos salieron de la
boca de su padre. Ella sonreía por su éxito.
- Tu tiempo
se había acabado, papi.
________________________________________
Finalmente,
la parte más divertida. Ella silenciosamente caminó a la habitación de su
hermano, abriendo la puerta. Se dió cuenta que la cama estaba vacía, él se
estaba escondiendo.
- Oh,
hermano, vamos.- Entró en la habitación- Todo lo que quiero es un poco de
diversión, hahaha. Como ella entro más, se quedó quieta para escuchar cualquier
sonido. Alguna respiración. Algún sonido de movimiento. Y de pronto, ella
escuchó algo. Una respiración.
¡BAM!
Su hermano
estaba detrás de ella sosteniendo un bate de baseball ensangrentado. Mirándola,
con un profundo odio. Ella trató de incorporarse lentamente. Pero cuando lo
lograba fué golpeada. Una vez, y otra vez y otra y otra y otra.
- ¡Mamá
siempre te prefirió, perra!- Él la golpeó fuerte una vez más, para tomar algo
de aire. Ella estaba sangrando mucho. Sus ojos verdes cayeron y brillaron
débilmente en la oscuridad. Se sintió débil, hasta que miró el techo. Recordó
el abuso, por 4 malditos años mirando ese techo mientras era torturada por su
propio hermano. Sentía la adrenalina correr por su cuerpo y se comenzó a parar
lentamente con una risa insana.
-HAHAHAHAHAHAHA.-
Su hermano fué a pegarle de nuevo con el bate, pero ella bloqueó el ataque con
sus cuchillos.- ¡TE IRÁS AL INFIERNO, HERMANO!- Dijo dándole un empujón que lo
mandó volando a la cama. El se golpeó con el respaldo, y apunto de lanzarse
contra su hermana, hasta que ella clavó sus cuchillos entre los brazos y el
respaldo para mantenerlo quieto.
- Veamos que
podemos usar...- Tomó un simple cuchillo de mantequilla- Dicen que los ojos son
los órganos más suaves en el cuerpo...- Lamió el cuchillo.- Cómo la
mantequilla.- Él la miró horrorizado. Sólo quería salir de ahí. Ella comenzó a
quitar los ojos de su hermano con el cuchillo. El comenzó a gritar. No podía
ver nada y el dolor era inimaginable. -Ahora, ahora... no puedo dejar que
despiertes a los vecinos.- La sangre brotaba de sus cuéncos vacíos. Lloraría,
pero ahora él no podía. Ella le ató un trozo de género a la boca.
-Mhhh...-Dijo
ella buscando otra cosa que usar. Encontró un par de tijeras.- Me parece que
tenemos que aflojar el corte, hermano.- Ella lo apuñaló con las tijeras en las
tripas, cortando cada detalle de piel como si fuera papel. Ella levantó el
intestino largo, sonriendo traviesamente.- ¿Sabes lo que amo? arte con
macarrones.- Empezó a cortar el intestino en partes- Aunque creo que esto sera
muy grande como para ponerlo en un plato.- Escuchaba como su hermano se ahogaba
con la sangre, él sólo la podía tragar, por el trozo de género en su boca,
ahora cubierto de sangre. - ¿No sabe bien?- Dijo ella lamiendose los dedos con
sangre.- Estoy segura de que te gusta.
Ella comenzó
a rasgarle los pies, uno por uno. Sus gritos crecieron inútilmente. Luego fué
por sus dedos. Fué cortándolos también. Ella escuchaba que el gorgoteo se
volvía más intenso. Su hermano se estaba ahogando. Ella fué y le quitó el
género. Él se dió vuelta de inmediato y comenzó a vomitar violentamente.
- Calma ahí,
hermanito.- Tomó uno de los dedos cortados.- Come esto y te sentirás mejor.-
Ella dejó el dedo ahí, mientras su hermano se ahogaba lentamante, hasta que
murió.
- Tu tiempo,
se había acabado hermanito.
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La chica,
conocida como Natalie, fué hacia su habitación y vió en la esquina a la pequeña
jirafa de peluche. Se arrodilló y la miró, sin decir una palabra. Luego fué al
baño, y se admiró, cubierta de sangre. Ella escuchaba un débil sonido de un
Tic-tac. Miró hacia abajo y vió un pequeño reloj de bolsillo. Miró sus manos,
escuchando los Tic-tacs que parecían durar una eternidad.
Ella tomó
uno de los cuchillos que goteaban sangre que caía al mostrador. Y comenzó a
desarmar el reloj, hasta que sólo quedó un reloj pequeño que no funcionaba.
- El tiempo
te hace vivir dentro de la tortura.- Dijo clavándose el cuchillo en el ojo.
- Lentamente
progresando en la vida, siendo controlado por la sociedad.- Comenzó a excavar
en la cuenca, mientras la visión se le teñía de rojo y se volvía borrosa.
- Hasta que
te das cuenta que no tienes un propósito.- Sintió como su ojo se desprendía,
hacíendo que la sangre cayera al fregadero.
- Es un
circulo vicioso.- Su ojo se terminó de salir y sintió un dolor agudo
conectándolo con su cabeza.
- El tiempo
no se acelera. No se realentiza. Es violento. -Ella tomó el nervio que unía su
ojo con la cuenca y tiró fuertemente, hasta que cayó en el fregadero.
- Te hace
vivir la tortura, una y otra, y otra vez.- Dijo colocándo el reloj donde su ojo
debería estar.
- Siendo
incapaz de acelerar el proceso.- Un sonido de chapoteo indicó que el reloj
encajaba perfectamente.
- Yo
soy Clockwork.
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La chica
conocida como Natalie, salió de su casa en llamas. Y la jirafa, junto con los
cadáveres de la familia se quemaban lentamente.
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Algunos dicen que sigue viva. Que lleva su locura con
ella. Dejando tantos muertos. Decidiendo que su tiempo debía termnar en algún
momento. La única manera de detectar su presencia es sientiendo como ella se
acurruca cerca de las cobijas de la cama. Durmiendo. Pero en la noche, ella
observa. Ella decide. Puedes escuchar el Tic-Tac. Y tu ves una luz verde
parpadeando.
Si ella está ahí, sabrás que tu tiempo se acabó.
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